hoy un post nuevo, donde publico dos pequeñas oraciones de niños cristianos, que de pequeños nos enseñaron nuestros padres y abuelos.
Las sabíamos de memoria y rezábamos cada noche para ir a dormir.
Ellos eran nuestros guardianes y protectores de los niños.
Nuestro Ángel de la guarda y nuestro Niño Jesusito, velaban nuestros azules sueños infantiles.
Imagen de MA.
Dice así.
Ángel de la guarda.
Ángel de la guarda,
mi dulce compañía...
No me desampares
ni de noche ni de día.
No me dejes solo,
que me perdería.
Ámen.
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Dice así:
Jesusito de mi vida.
Jesusito de mi vida,
eres niño como yo,
por eso te quiero tanto
y te doy mi corazón.
Tómalo tuyo es, mio no.
Ámen.
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Recuperando oraciones antiguas, desde el blog de MA.
Son oraciones de rezos de niños cristianos de antaño y de ahora.
Si alguien sabe otras oraciones de niños, las puede aportar al post
de los comentarios, recopilando y enriqueciendo el post de hoy,
con su saber y compartiendo cultura popular cristiana.
Gracias mil desde ya por las aportaciones.
Gracias amigas y amigos por los comentarios.
Ángeles y palabras protectores Ma, siguen sonando igual de dulces que entonces.
ResponderEliminarGracias por tu visita a mi blog, te sigo leyendo desde ahora.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBienvenida Cleaa esta tu casa amiga de letras.Hoy un post muy especial y tierno, dedicado a las pequeñas oraciones cristianas de antaño. Donde los Ángeles y Serafines velaban nuestros dulces sueños infantiles.
ResponderEliminarBesos de MA.
Feliz inicio de semana.
OLÁ...ME CHAMO BRUNO
ResponderEliminarSOU DO BRASIL
ESTE BLOG É MUITO BONITO E TEM BOM CONTEÚDO
ABRAÇO
BRUNO
Bienvenido VERDADE OCULTA a esta tu casa bloguera de letras.
ResponderEliminarHoy un post muy tierno y especial con dos pequeñas oraciones de antaño publicadas aquí, las cuales conozco de mi infancia en esta recopilación de oraciones de niños.
Un fraternal abrazo de MA.
Me encato este post de oraciones ,me trajo recuerdo de mi infancia, toda las noches mi abuela me la rezaba..Gracias por traerme estos entrañables recuerdos...
ResponderEliminarUn fortisimo abrazo
Hola MA. La primera la recuerdo con mucho cariño. Mi madre nos hacía rezar otras oraciones, por las noches, pero lamentablemente no las recuerdo...
ResponderEliminartú trajiste a mi mente recuerdos muy lindos. Gracias!
Un abrazo.
Que recuerdos esas oraciones las rezaba yo muy bellas gracias por recordarlas
ResponderEliminarun beso
Mi querida amiga Mar muchas gracias por comentar este emotivo y tierno post.
ResponderEliminarSon recuerdos gratos del pasado, es también para mi muy emotivo, pues mi madre y abuela me las enseñaron y yo a mi vez a mis hijos de pequeños.
Besos de MA.
Gracias Elsa por tu bella huella bloguera en este post de hoy.Se me ocurrió escribir este post pensando en mi niñez y vinieron recuerdos a mi mente entre ellos las oraciones de niños. sabia más pero no me acuerdo de ellas me ha pasado igual que a ti se han borrado de la memoria.
ResponderEliminarBesos de MA,para ti.
Amiga Luna muchas gracias por entrar a comentar el post de hoy.
ResponderEliminarEs muy grato verte por esta tu casa amiga de letras.
Qué tiempos mas bonitos los de nuestra infancia, al menos para mi lo fueron.
Besos de MA para ti.
Feliz semana.
Con alguna pequeña variación, son estas mismas oraciones las que nos enseñaba mi madre. Nunca las he olvidado. Gracias por el entrañable recuerdo, Ma.
ResponderEliminarBesossss
Hola MA, realmente precioso tu Blog, su contenido, su diseño, su autora. No he visto todo por supuesto, pero para muestra basta un botón.Me quedo. Te sigo y con mis dos Blogs literarios. Un gusto estar en tu casa tan acogedora. Te dejo un abrazo con perfume a jazmines.
ResponderEliminarBonitas oraciones para los chiquillos amiga, en mi pais la mas comun es la primera, saludos y feliz semana
ResponderEliminarMi Jesusito acababa diferente:
ResponderEliminar"Tómalo tuyo, tuyo es
... y mío tambieeeeén!"
Lo aprendí antes de saber lo que significaba (era muy pequeño), pero tengo el recuerdo de acostarme con la armadura para cualquier batalla de los sueños; no temía dormir solo, ni con la luz apagada.